Éste juego mantiene la misma mecánica que su primera entrega: recopilar ocho páginas manuscritas y garabateadas sobre el ente Slenderman mientras evitamos que éste nos atrape. No disponemos de armas, solamente de nuestra linterna, piernas para correr y nervios de acero. Debo deciros que no pocas veces he saltado del juego al escritorio del PC con la piel de gallina porque el título hace muy bien aquello por lo que se ha creado: acojonarnos. A la sensación de que Slenderman puede estar en cualquier lado se suma la música aterradora y los efectos especiales tétricos como la cámara que parpadea cuando nuestro némesis anda cerca o los jadeos de nuestra protagonista al asustarse (sí, somos una chica).
Según nos hagamos con las páginas manuscritas, Slenderman se volverá más agresivo y su persecución más intensa. Nunca se moverá ni correrá hacia nosotros, sino que nos lo encontraremos de frente, con su cara sin rasgos, largos brazos como tentáculos y brillante corbata roja, quieto, esperándonos. Aterrándonos. Nos toparemos con él al fondo de un pasillo, para justo después darnos de bruces con él nuevamente al girar la esquina. Ni qué decir que si no somos capaces de escapar de su área de influencia, acabaremos atrapados por él y presumiblemente muertos o locos, por lo que deberemos volver a empezar.
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